sábado, 23 de mayo de 2020

DOMINGO 24 DE MAYO


Hola familia: ¡Nuevamente con vosotros!

Llegamos a la séptima semana de Pascua, con el gozo y la alegría de que Jesús nos ha acompañado en estas semanas. Hoy celebramos la Solemnidad de la Ascensión ( hace 40 días que celebramos la Vigilia Pascual)

Os ofrezco la reflexión que a la luz del Evangelio del VII Domingo, igualmente nos invita a retomar un tema del texto de catequesis. 
Seguimos unidos en la oración y atendiendo las indicaciones sanitarias. Deciros que en la parroquia ya hemos retomado esta semana la Misa y hoy domingo celebraremos a las 11,30h teniendo muy presente a nuestros niños y a las 13,00h
y pastorales.

¡Feliz domingo!





A la escucha de la Palabra

Leemos el  Evangelio correspondiente a este domingo según San Mt 18,16-20:

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se
me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» 
Palabra del Señor.


¿Qué nos dice la Palabra?

Jesús se marcha:
Jesús, después de resucitar cita a sus discípulos en Galilea, lugar donde había iniciado la aventura de anunciar la Buena Noticia del Evangelio y precisamente donde llamó a sus discípulos, como para indicar que lo que ha iniciado, él lo ha concluido.
Jesús marcha contento porque cumplió siempre la tarea que el Padre le había encomendado.
¿Procuramos nosotros hacer siempre aquello que tenemos que hacer?
Ellos se postraron, aunque algunos titubearon. Al ver a Jesús, surge en algunos el gesto espontaneo de postrarse ante él, pero dice el evangelista “aunque algunos titubeaban” estaban
tan sorprendidos y asustados.

¿A veces nos pasa a nosotros algo parecido?.
¿Tenemos dudas para reconocer a Jesús y vivir como Él quiere?

Jesús nos envía:
Jesús, glorificado por el Padre, nos dice que se le ha concedido todo poder en cielo y tierra y con ese poder confía sus discípulos la misión de anunciar lo que Él nos enseñó, a bautizar en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo, para formar la Iglesia de Jesús.
Jesús nos deja una misión 

¿Me tomo en serio esa misión?
¿Soy consciente de que mi primera obligación como cristiano es vivir y transmitir mi experiencia de fe?

Jesús está con nosotros ¡todos los días!

Con esa certeza nos deja Jesús y poco a poco se va elevando al cielo hasta que las nubes lo
ocultan de la vista de los discípulos. Pero nos promete que se queda con nosotros. Y sabemos que vendrá de la misma forma, al final del mundo.
Jesús dice que se queda siempre con nosotros.

¿Procuro buscar a Jesús para que esté presente en mi vida? 
¿Dónde me puedo encontrar con Jesús?
 ¿Sé buscarlo por los caminos donde Él está?


¿Qué nos dice el Catecismo?

En el catecismo Testigos del Señor, temas 22 y 23. Jesús promete y envía al Espíritu Santo.
“Paráclito”. Palabra griega que significa: «defensor, intercesor, abogado, protector, consolador». Jesús fue todo esto para sus discípulos, aquí en la tierra. En nosotros este papel lo desempeña ahora el Espíritu Santo. Es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo.

Nos comprometemos

Jesús asciende a los cielos, bendiciendo, Él, nos ha abierto el paso para llegar a Dios y nos dice
que para entrar en la gloria de Dios es necesario la obediencia a los mandatos Dios.
Testimoniar el evangelio con la vista puesta en Jesús atentos a su Venida definitiva

Escribe la misión que crees que Dios te confía y pídele que te ayude a cumplirla.

Oramos

Decimos a Jesús: 
¡Señor, hoy te elevas al Cielo y a través de tu Ascensión me permites una intimidad mayor con el Padre!
¡Gracias, Señor!
¡Gracias, porque yo también estoy como los apóstoles lleno de gozo y de alegría porque con tu
Ascensión das fe de que vives entre nosotros, de que nos abres las puertas de la eternidad y de
esperanza!
¡Gracias, Señor!
¡Gracias, porque me anuncias el envío del Espíritu Santo y a través de él puedo dar testimonio,
anunciar tu Buena Nueva, comprometerme con la comunidad, evidenciar la verdad del Evangelio!
¡Gracias, Señor!
¡Gracias, Señor, porque en este día la serenidad se adueña de mi corazón y ya no deseo quedarme
quieto mirando al cielo sino proclamar, con la fuerza de tu Santo Espíritu, que Tú verdaderamente
has resucitado!
¡Gracias, Señor!
¡Gracias porque tú me anuncias que estarás con nosotros hasta el fin de los tiempos y esto me
llena, Señor, de consuelo!
¡Gracias, Señor!
¡Gracias, porque la Iglesia, aunque viva momentos de dificultad, Tú me demuestras que hemos
de tener confianza porque tú estás presente en ella por medio de tu Espíritu para que continúe
con su labor misionera de anunciar la cruz y la alegría del cielo!


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